sábado, 17 de julio de 2010

Injusticia notoria

por Joel Lázaro Carbonell Guilar

Periodista Independiente

Presidente de la Organización de Derechos Humanos Cubanos Libres

 

7 de Julio del 2010

 

Juan Gómez Batista, residente de Calle 203 No 19113, Finca “El Caimito”, El Chico, Boyeros, se dirigió a este defensor de los Derechos Humanos, con el ánimo de denunciar las injusticias cometidas por las autoridades y el miedo que presenta, además de expresar que no quiere que los hechos queden impune.

 

Juan se encontraba en la EMCI, Labiofan; funcionando como custodio en un campamento ubicado en Santiago de las Vegas.

 

El pasado año 2009, ocurre un hecho delictivo en su centro de trabajo, en la cual es trasladado hacia la Unidad Policial de Altahabana. Después de permanecer arbitrariamente detenido por cinco días, se esclarecen los hechos.

 

El día 8 de Marzo, el Capitán Andrés le pide que lo ayude. La ayuda consistía en que marcara a un individuo, de haber robado en el Reparto Miraflores; o sea, que mintiera y fingiera ser un falso testigo de un hecho. Juan se niega a esto, y el oficial le expresa- ¡allá tu!, y lo lleva para los calabozos. Al caer la noche, (deduciéndolo por el horario de la comida) este Capitán llega a los calabozos donde se encuentra Juan, con fuerte olor a aliento etílico y con tono de burla le dice que le tenía una “bomba de reloj”, y una sorpresita. Raúl solicita ver a un superior, en la cual al día siguiente se aparece el político de la unidad, donde le cuenta lo sucedido y el político le asegura que este oficial no lo molestara más, y lo liberan.

 

Al mes de estos sucesos, Juan se encontraba  en su centro de trabajo donde se aparece un oficial en una moto marca suzuki, que le pide que lo acompañe hacia la unidad. Estando en la unidad el oficial le comunica que se encontraba detenido por un supuesto robo, donde habían hallado una huella de olor. Al recordarse Raúl de las amenazas formuladas por el Capitán Andrés tiempo atrás, solicito ver un oficial de control interno, donde le dice este que él no iba a ir preso.

 

Al día siguiente, traen toda su ropa, en la cual el instructor se queda con dos pulóver (uno azul marca “adidas” y otro rojo) y lo trasladan hacia la unidad de Santiago de las Vegas. Estando en dicha unidad, lo atiende el Capitán Biñong del DTI, en la cual le toma las generales y sus huellas dactilares. Después de terminar, el oficial le plantea, que sabe, que Juan está incorporado a la sociedad, pero que estaba enredado, y que para desenredarse tenía que trabajar para él, o sea, como soplón. Juan le expone, que si él ve que se está cometiendo un delito, y hechos que perjudican a cualquier persona, el estaba en la obligación de denunciarlo, pero no como le pidió el oficial, ya que ellos cobraban un salario por eso (o sea, la policía). Después de terminada esta conversación, lo llevan nuevamente para los calabozos y más tarde lo liberan.

 

Pasado un tiempo, Juan encontrándose en su puesto de trabajo, llega un compañero en estado de embriagues y este, comienza a ofender y a manifestarse groseramente con la pantrista. Juan interviene en esta problemática, en la cual se hubo intercambios de golpes, donde este individuo realiza una acusación.

 

Pasado alrededor de dos meses, un oficial del DTI, se presenta en su vivienda y lo traslada hacia la unidad de Santiago de las Vegas por el motivo de los robos antes mencionado. En el proceso, aparece la denuncia de lesiones, donde buscan al presunto perjudicado y esclarece los hechos, reconociendo el error de su denuncia. Le dan la libertad por esta denuncia, pero lo trasladan hacia la 5ta unidad por el delito de robo con fuerza. Juan no está de acuerdo con esto y solicita ver un oficial de control interno, para plantearle hasta donde ha llegado la macabelica maniobra del Capitán Andrés. Se presenta un oficial, que sin identificarse dice atender asuntos internos, en la cual Juan le exige que se identifique, pero fue en vano.

 

 Después de recurrir a varios métodos incluida la huelga de hambre, para ver a dicho oficial y que no continuaran cometiendo injusticia con él, A Juan lo presentaron a juicio, por el delito de lesiones, delito que se había esclarecido y había firmado un documento que lo exoneraba de esta causa.

 

Estando en el tribunal, le celebran el juicio sin el perjudicado, y sin ningún tipo de respeto a las normas procesales y lo sancionan a seis meses de privación de libertad injustamente.

 

Juan a enviado escritos a las instituciones, sin recibir respuesta alguna con relación a estas injusticias cometidas por partes de las autoridades cubanas.


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