domingo, 10 de abril de 2011

Detenido por supuesto “documentos subversivos”

por Joel Lázaro Carbonell Guilar

Presidente de La Organización de Derechos Humanos “Cubanos Libres

 

28 de Marzo de 2011

 

Foto: Joel Lázaro Carbonell Guilar

 

La Habana. El pasado martes 22 del pasado mes de Marzo, fui objeto de arresto arbitrario, amenazas, calumnias, registro domiciliario y desaparición temporal.  Ese día 22, temprano en la mañana me dirigí hacia la casa de Miguel Amado Reyes Fonseca, que intentaba desarrollar clases de Derechos Humanos y elementos jurídicos. En la puerta de los bajos de esa vivienda, se encontraba un agente de la policía política impidiendo que no entrara ni saliera nadie de ese hogar.  Al llegar, este agente se me identifica y me dice que no puedo pasar.  Después de plantearle mi inconformidad con esta arbitrariedad, el agente represivo indica (por la radio) – “333, avanza con la paloma”- automáticamente, llega un auto patrullero que por indicaciones del seguroso me introducen dentro del auto y me trasladan hacia la 4ta unidad del Cerro (Infanta y Manglar).

 

En esa unidad policial, fui llevado hacia los calabozos donde casualmente se encontraba la Fiscal de ese Municipio inspeccionando a los detenidos.  Le informo a esta funcionaria, (ya que su deber es velar por la legalidad de la Republica) que me encontraba arbitrariamente detenido por oficiales de la Seguridad del Estado y esta se retira prometiendo que iba a investigar el asunto.

 

Alrededor de la cuatro horas, me sacan de los calabozos hacia un pequeño cuarto de interrogatorio donde se encontraban dos individuos vestidos de uniforme verde, identificándose verbalmente como instructores de Villa Marista (sede de la Seguridad del Estado Cubana).  Estos ineptos, comenzaron a ofenderme diciendo que yo no estaba detenido por gusto, que yo era un mercenario, un asalariado del gobierno americano, etc. Conociendo las viles artimañas que utilizan estos esbirros para fabricar causas y enviarte a prisión, opte por no responderles a ningunas de sus calumnias después de haberles dicho que me encontraba detenido ilegalmente.  Utilizaron mil maniobras por tratar de hacer dialogar (faltándoles darme golpes) sin logros alguno y se retiraron.

 

Al cabo de tres horas, me vuelven a sacar de los calabozos hacia el mismo cuartito, donde en esta ocasión se encontraba además de los dos uniformados, un tercero vestido de civil que reconocí al instante, el agente de la policía política que reprime el área donde vivo.   Encima de la mesa, note algunos documentos de mi propiedad que al parecer realizaron un registro en mi vivienda (arbitrariedad que después comprobé). En esta ocasión, los represores cínicamente aplican otra metodología mas persuasiva, exponiéndome que podían ayudarme con las condiciones infrahumanas en las que mi familia y yo convivíamos, que en la manera en que vivo no podía recibir dinero y si recibía era muy poco, que colaborara con el órgano, etc.  Al ver estos que yo continuaba con mi posición de silencio, comenzaron a intimidarme exponiéndome que los documentos encontrados en mi casa, podían encarcelarme por 20 años, que yo era un delincuente; continúe con mi silencio, ignorando que estos esbirros estaban delante de mí.

 

Al darse cuenta que no lograban sus propósitos, se retiraron y alrededor de las 9:00 pm, me vuelven a sacar del calabozo y en esta ocasión, eran 6 individuos; los tres anteriores y otros tres mas con portes agresivos y muy bien vestidos de civil,  Unos de los uniformados, le pide al calabocero (control de detenidos) mis pertenencias, en la cual me dice este, que quedan decomisadas (mi agenda personal, mis dos bolígrafos, documentos de Derechos Humanos emitidos por la ONU y mi carpeta). Estos tres últimos individuos, me conducen hacia un auto Geely color verde y número de matrícula HFV 501.  Fui montado y esposado en la cual el vehículo iba con las ventanas cerradas y música bien alta. Fui trasladado hacia la Unidad de Acosta y 10 de Octubre, donde permanecí hasta el viernes 25, casi 3 días sin ingerir sólido ni líquido alguno.

 

Me cuenta mi esposa, Yusimi Caignet Navarro, que el propio martes 22 cuando fue al Circulo Infantil a recoger a unos de los niños, noto que era seguida y observada,  Al llegar a la cuadra, comienza a notar algo raro.  Cuando entra a la casa con los niños, el Jefe de Sector (Capitán Navarro), invade la vivienda abriendo la puerta delantera si tan siquiera avisar.  Detrás entro el de la policía política acompañado de 8 oficiales presentándole a mi esposa una orden de registro que avalaba “la búsqueda de documentos subversivos”. Yusimi expone, que eso fue espantoso, los tres niños llorando, la casa (de tres metro por cinco), invadida por estos tipos sin ningún tipo de escrúpulo.  Se llevaron un periódico El Nuevo Herald, los bolígrafos, documentos de tratados de las Naciones Unidas, libros, hojas blancas y lo que realmente buscaban las volantas:

 

 

Culminado este minucioso registro, el de la policía política, le dice a mi esposa que me aconseje, que él nos podía ayudar.  Yusimi le pide que si ya termino que se retire.

 

El otro dilema que se presento, fue el de ubicarme en que unidad me encontraba. No aparecía registrado en ninguna.  Mi esposa llamo a varias unidades y se persono en dos ocasiones en Villa Marista.  Tubo que formar un escándalo con los tres niños a cuesta y de esa manera fue como le indicaron que me encontraba en la Unidad de Acosta. En esta unidad, en la primera ocasión que fue, le dijeron que yo no estaba detenido allí, y en la segunda ocasión, le dijeron que yo me encontraba en perfectas condiciones cuando en realidad ya yo llevaba más de 48 horas sin ingerí alimento ni liquido alguno.

 

Los agentes políticos me consideran una amenaza por pensar y expresarme de un modo distinto al que ellos quieren, y mediante la intimidación, la calumnia y el acoso, nos quieren forzar a aceptar sus ideas fascistas.

 

¡Creo que ni matándome podrán doblegar ni silenciar mis ideas!


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