por Joel Lázaro Carbonell Guilar
Presidente de La Organización de Derechos Humanos “Cubanos Libres”
6 de Marzo de 2011
Foto: Joel Lázaro Carbonell Guilar
La Habana, El pasado viernes 4 del mes en curso, al llegar a mi hogar, recibí una advertencia en tono de amenaza dejada por unos de los ineptos, incapaces y acomodados agentes de la policía política.
“Estuvo por aquí, el oficial de la Seguridad del Estado que atiende esta área preguntando por ti” me dice mi esposa y continua, “dice, que hoy va a tocar Silvio Rodríguez y te quedes en tu casa tranquilito con tus ideítas, que allí no eras bienvenido o de lo contrario que te atuviera a las consecuencias, le conteste que lo que tuviera que decirte, te lo dijera a ti” termina diciéndome.
Silvio Rodríguez (el trovador) tenía señalado asistir este 4 de marzo, al anfiteatro de la Corea, San Miguel del Padrón (a tres cuadras de mi hogar). El día anterior, se lo comunique a varios integrantes de la sociedad civil allegados a mí, con el objetivo de vernos y compartir un rato.
Alrededor de las 8:00 pm, salgo en compañía de dos miembros de mi Organización (Raúl Álvarez y Jorge) hacia el lugar (importándome un comino la amenacita), cuando llegamos todo se había acabado. Las personas que nos conocen, al vernos se nos acercaron y nos comunicaron los acontecimiento; “Silvio Rodríguez nada mas canto 3 canciones, habían más policías que ciudadanos”.
Por mi parte, estuve muy atento a los títeres del tirano que tenían el puesto de mando ubicado en Calle 5ta # 17924 e/ A y B (al doblar del evento) en la cual me di cuenta por las cinco motos Suzuki y el Lada color blanco (HWC 053), unos de los que utilizan para sus atropellos y secuestros en el Municipio de San Miguel.
El amenazador, se encontraba en el interior de ese hogar de espalda a la puerta, en compañía de otros, prestando atención a uno de ellos (canoso que vestía camisa a cuadros, al parecer era el jefe del grupo) que gesticulaba como si contara sus fechorías anteriores. Mis colegas me pidieron retirarnos, ya que todo se había acabado; lo único que lamente fue, no tener una cámara en ese mismo instante.
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